Mis cuatro ruedas nuevas

Hoy, al fin, mi coche ha regresado a casa. Ha pasado dos meses (como mínimo) en el taller, es lo que tiene dejarlo en manos de un amigo: como hay confianza, no hay prisa.
Aún no lo he probado desde la compra. En el taller le han cambiado de motor tres veces. Todos con fallos. Y yo hasta las narices. Con un poco de suerte, parece que ya está arreglado (pero no cantaré victoria).
Este es mi segundo coche. Antes tuve un opel corsa primitivo, amarillo piolín y dos puertas. Un día, al llegar a casa, lo cerré y le dije a mi padre ahi no me monto más y es que acababa de descubrir que tenía que frenar unos cinco segundos antes de ver el obstáculo (oh, divina providencia) y para cambiar las marchas casi tenía que utilizar las dos manos. Luego me dio pena separarme de mis primeras cuatro ruedas, pero era una bomba de relojería.
Lo de que sean los dos opel es casualidad, de hecho no me gustan estos modelos, ninguno. Aunque este es una auténtica gozada.