Yéndoseme la cabeza un poco
Mi relación con B ha estado llena de altibajos. A veces yo era incapaz de escapar a su dominio, de su influencia. Yo era una marioneta. La cosa cambió hace unos cuatro años, pero por circunstancias ajenas que facilitaron mi alejamiento de ella. Soy consciente de que mi vida es muy diferente a la de aquel tiempo. Muchas cosas cambiaron de golpe (buenas y malas) pero noté un salto que hizo girarlo todo adaptando un nuevo rumbo. Si no hubiera sido así, no quiero ser fatalista, pero no sé que habría sido de mí. Y me estoy yendo del tema...
El caso es que hace unos días recibí una noticia de B. Su novio ha comprado un piso, o ha pagado la entrada. Lo cual me hizo pensar en algunas cosas. Primero en ella, conociendo su personalidad me extraña que siga con ese chico que la anula como persona. Pero ella le ama y, según me dijo este verano cuando amas a alguien, pasa a ser lo más importante, más que tu propia vida. Y, ¿por eso has de permitirle que te deje en ridículo delante de los demás? ¿que te grite? ¿que te haga elegir entre tu familia y él? ¿que te deje y vuelva contigo cuando le apetezca?...etc... ah, eso es amor. Vale, igual yo estaba confundida. Pero, ¿cómo hace para agachar la cabeza y obedecerle al igual que un perro? ¿Es posible?
B siempre consiguió lo que se propuso de mí: matarme, ridiculizarme, ... Y ahora resulta que es incapaz de defenderse de él. Mi infancia es una mala pesadilla que intento no recordar jamás. Ella la construyó. Ahora cuando la veo, tan ínfima y tan poca cosa no logro comprender cómo pudo destrozarme durante tanto tiempo. Sólo necesité alejarme de ella y ver pasar el tiempo para saberlo, pero me costó. Sí, aún la sigo viendo, pero hoy soy capaz de enfrentarme, de ser yo, de tener respeto por mí misma.
Es una sensación bestial. Quizá esta odiosa amistad es la que ha producido mi personalidad actual, de hecho estoy segura. Odio sentirme apresada, influenciada o sometida por otros y confío poco en los demás. Sé que es difícil soportarme, a veces no lo consigo ni yo misma, y me cuesta ser feliz, porque en años lo fui.
La noticia del piso me hizo pensar en mí también, por la idea de que supone un cambio, un paso adelante, un avance. El caso es que no me encuentro mal, intento dominar mis momentos tristes para evitarlos o hacer que pasen rápido; además siento que tengo muchas cosas que hacer, pero no acabo de encontrar algo que sé que falta pero no sé qué es. Algo que me haga adelantar y dejar de pararme en cada semáforo.
El caso es que hace unos días recibí una noticia de B. Su novio ha comprado un piso, o ha pagado la entrada. Lo cual me hizo pensar en algunas cosas. Primero en ella, conociendo su personalidad me extraña que siga con ese chico que la anula como persona. Pero ella le ama y, según me dijo este verano cuando amas a alguien, pasa a ser lo más importante, más que tu propia vida. Y, ¿por eso has de permitirle que te deje en ridículo delante de los demás? ¿que te grite? ¿que te haga elegir entre tu familia y él? ¿que te deje y vuelva contigo cuando le apetezca?...etc... ah, eso es amor. Vale, igual yo estaba confundida. Pero, ¿cómo hace para agachar la cabeza y obedecerle al igual que un perro? ¿Es posible?
B siempre consiguió lo que se propuso de mí: matarme, ridiculizarme, ... Y ahora resulta que es incapaz de defenderse de él. Mi infancia es una mala pesadilla que intento no recordar jamás. Ella la construyó. Ahora cuando la veo, tan ínfima y tan poca cosa no logro comprender cómo pudo destrozarme durante tanto tiempo. Sólo necesité alejarme de ella y ver pasar el tiempo para saberlo, pero me costó. Sí, aún la sigo viendo, pero hoy soy capaz de enfrentarme, de ser yo, de tener respeto por mí misma.
Es una sensación bestial. Quizá esta odiosa amistad es la que ha producido mi personalidad actual, de hecho estoy segura. Odio sentirme apresada, influenciada o sometida por otros y confío poco en los demás. Sé que es difícil soportarme, a veces no lo consigo ni yo misma, y me cuesta ser feliz, porque en años lo fui.
La noticia del piso me hizo pensar en mí también, por la idea de que supone un cambio, un paso adelante, un avance. El caso es que no me encuentro mal, intento dominar mis momentos tristes para evitarlos o hacer que pasen rápido; además siento que tengo muchas cosas que hacer, pero no acabo de encontrar algo que sé que falta pero no sé qué es. Algo que me haga adelantar y dejar de pararme en cada semáforo.
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