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Terminal 13

Despues de la función

Pensaba seguir mi vida con total normalidad, obviando la Navidad y todo lo que conlleva. Hay quien disfruta de las fiestas y quien las odia. A mi simplemente (iba a decir una burrada, pero la he contenido).
Hoy, al fin, logro comer algo. Se me ha antojado una sopa de sobre, de esas que odia Herminia de Cuéntame. Llevo dos días sin introducir nada en mi cuerpo. Las comidas de Navidad, para mí, son como veneno intravenoso puro. Así me sientan.
Estas fiestas pasarán a la historia, supongo que las recordaremos bastante (otros años las olvidé, pero este se resistirá en la memoria colectiva-familiar).
Para mí la verdadera fiesta llega ahora (cuando mi estómago se asiente, claro). Siempre hemos celebrado el Fin de Año en mi casa, con mis abuelos (maternos), que ya no están. Este año luché para que siga siendo así, y así será. Nada de ir al pueblo, ni compartir eso que realmente reconozco como cena familiar, con aquellos prototipos de cazurros agudos.
Han conseguido lo de siempre: el que no acaba llorando, acaba gritando o con ganas de volver a su casa, esté a 30 kms., 700 kms. ó 2000 kms. Es triste reunirnos para este estúpido circo.
Seguiré con mi sopa de sobre, que me está sentando como el culo.
Así son las Navidades para mí.

2 comentarios

Lydia -

Para mí, la verdadera fiesta familiar es la cena de fin de Año. Si Navidad lo celebrara como quisiera también lo sería. Pero, por desgracia, siempre lo hemos celebrado de esa forma, no es divertido para nadie. Pero es una historia larga para contar en "añadir un comentario".

Felipe -

También depende de la predisposición que se tenga ante las navidad.
Si no te gustan, nunca tendrás unas navidades buenas.