Un día en el rodaje (I)
En el periódico de ayer me llegaba la noticia de que el rodaje estaba aquí ya y estaría hasta el miércoles de la semana que viene. De modo que era lógico que hoy iría a echar un vistazo. Solté la idea, nos preparamos, cogimos el coche y andando. Preparé mi cámara por si había suerte y pillaba algo, pero en el fondo era consciente que casi sería imposible ver algo.
El primer problema era averiguar dónde estaba el famoso Palacio de los Portocarrero en Palma del Río. Al principio pensé que sería un lugar de esos escondidos en la sierra, como el retiro de San Calixto donde los antiguos reyes de Bélgica, Balduino y Fabiola pasaron un mes de luna de miel. Si hubiera sido así, habría sido mucho más complicado. Pero no, preguntamos en la gasolinera de la entrada del pueblo y nos indicaron el camino y un nombre mucho más conocido para mí del palacio en cuestión: el rodaje se hacía en la Hospedería de San Francisco de toda la vida, que está en el centro mismo del pueblo.
Luego resultó ser más fácil, sólo había que seguir las indicaciones en las calles: to the set, así que las seguimos. Había policías haciendo como que vigilan y todo el centro cortado. El caso es que tampoco había mucha gente, salvo algunos fans locos que habían llegado hasta de Barcelona y que seguían el rodaje desde el inicio.
He ido millones de veces a Palma y siempre he pasado por allí, es un sitio precioso: un convento, una iglesia, patios y una muralla. Ahora lleva meses en reconstrucción y una de las zonas interiores es la que sirve a la película.
De allí al restaurante donde solemos ir hay dos minutos de distancia, todo está en la misma calle. Nos vamos encontrando con todo tipo de técnicos durante el trayecto del coche al restaurante y luego descubrimos que la mayoría van allí a almorzar. De sonido, iluminación, efectos especiales... españoles y extranjeros.
Le preguntamos a M, un chico al que conocemos de toda la vida y me explica un lugar por donde llegar directamente a una de las escenas que se están grabando. Me dice además que por la entrada es una tontería porque bajan al catering pero está vallado y ahí está todo el mundo. Total, le hacemos caso y subimos una calle empedrada hasta llegar a la plaza. Allí nos encontramos con un grupillo de niñas con cámaras y posters, de modo que nos unimos a ellas.
El primer problema era averiguar dónde estaba el famoso Palacio de los Portocarrero en Palma del Río. Al principio pensé que sería un lugar de esos escondidos en la sierra, como el retiro de San Calixto donde los antiguos reyes de Bélgica, Balduino y Fabiola pasaron un mes de luna de miel. Si hubiera sido así, habría sido mucho más complicado. Pero no, preguntamos en la gasolinera de la entrada del pueblo y nos indicaron el camino y un nombre mucho más conocido para mí del palacio en cuestión: el rodaje se hacía en la Hospedería de San Francisco de toda la vida, que está en el centro mismo del pueblo.
Luego resultó ser más fácil, sólo había que seguir las indicaciones en las calles: to the set, así que las seguimos. Había policías haciendo como que vigilan y todo el centro cortado. El caso es que tampoco había mucha gente, salvo algunos fans locos que habían llegado hasta de Barcelona y que seguían el rodaje desde el inicio.
He ido millones de veces a Palma y siempre he pasado por allí, es un sitio precioso: un convento, una iglesia, patios y una muralla. Ahora lleva meses en reconstrucción y una de las zonas interiores es la que sirve a la película.
De allí al restaurante donde solemos ir hay dos minutos de distancia, todo está en la misma calle. Nos vamos encontrando con todo tipo de técnicos durante el trayecto del coche al restaurante y luego descubrimos que la mayoría van allí a almorzar. De sonido, iluminación, efectos especiales... españoles y extranjeros.
Le preguntamos a M, un chico al que conocemos de toda la vida y me explica un lugar por donde llegar directamente a una de las escenas que se están grabando. Me dice además que por la entrada es una tontería porque bajan al catering pero está vallado y ahí está todo el mundo. Total, le hacemos caso y subimos una calle empedrada hasta llegar a la plaza. Allí nos encontramos con un grupillo de niñas con cámaras y posters, de modo que nos unimos a ellas.
0 comentarios